viernes, 2 de abril de 2010

El viento te lo dirá

La puerta de la guardia se abrió. Bruno estaba un poco pálido, Martín lo acompañaba sosteniéndolo un poco. “Debilidad en las piernas, tensión en el pecho, el corazón a mil, dificultad para respirar”, eso le dijeron a Martín en la salita de emergencia hospitalaria de Ezeiza. Bruno había tenido su primer ataque de pánico.

- Menos mal, si tardaban más, iba a perder el poco pelo que me quede- tire al aire intentando robar alguna sonrisa.
- Estas igual, Pablo- murmuró Bruno dejando escapar una sonrisa.

Caminamos en silencio hasta la salida de vehículos, nos dividimos en dos autos. Martín ofreció su casa para tomar un café, y todos aceptamos. En el primer auto viajaban Bruno, con Patricio y Martín al volante. En el auto de Diego, nos trepamos con Mariana.

- ¿Dónde va a estar parando Bruno?- preguntó Diego.
- En la casa de Acha- respondió Mariana.- Me estremezco de solo pensar eso. Sólo en la casa de sus viejos, de su hermana, con tantos recuerdos…
- Tantos fantasmas- dije.

Viajamos en silencio durante un buen rato. Acababa de perder toda una tarde, en recuperar a Bruno, que ni siquiera sabía si quería tenerlo de nuevo en mi vida. Además, el encuentro con Bruno traía de regalo el recuerdo de Nuria. Nunca había pensando en Nuria Vainilla con tanta intensidad. La muerte… Tenía que encontrar una vía de escape, una ruta segura para que el regreso no fuera tan malo… tan caótico y deprimente. Por la ventanilla, entraba un viento tibio, calido... cerré los ojos y suspiré.

- Che, ¿les conté que las personas que se quedan peladas antes de los 30 tienen menos probabilidades de contraer cáncer de próstata?- pregunté, había encontrado el túnel para escaparme.
- ¿De nuevo?- suspiró Mariana.
- Lo de la testosterona, dijiste- Diego estaba haciendo uso de su memoria de colibrí.
- Si, eso. Lo de la testosterona… Lo que no sólo convierte a los pelados como yo en terribles máquinas del garche, sino que nos hace inmune al cáncer de próstata- me acomodé en el asiento de atrás, sonreí.- Lo que nos les conté fue cuando me enteré de esto…
- ¿Revista Muy Interesante?- preguntó Mariana, habíamos llegado a una barrera baja.
- No… ¿Se acuerdan que cuando volví de vacaciones mi hermana se había olvidado de pagar la luz de mi departamento?- no espere ninguna respuesta, el tren cruzó la barrera dejando entrar un viento caliente en el coche.- Bueno… cuando iba a Triunvirato a pagar la luz me encontré con…

El sonido agudo y ensordecedor de la bocina del tren, rompió cualquier intento de conversación.

- Espera, Pablo…- dijo Diego.- Empeza de nuevo…

Eso hice.